Datación radiométrica, la gran farsa

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La tierra no tiene millones de años

Datación radiométrica, la farsa bien contada

Las técnicas de datación radiométrica se presentan como la prueba definitiva de que la Tierra tiene miles de millones de años, enseñada como cierta en todas las universidades y escuelas del mundo, lo cual le da ‘esperanza’ a la abiogénesis porque necesita del tiempo, sin ello no hay proceso. 

 Sin embargo, un examen más detenido revela que la datación radiométrica se basa en presunciones subjetivas del investigador. 

Estas presunciones permiten que el estudio concluya cualquier fecha esperada o deseada simplemente mediante el ajuste de variables o presunciones.

Estas presunciones subjetivas, combinadas con variables desconocidas, resultan fatales para cualquier conclusión sobre datación radiométrica y las convierten en fantasía, en ciencia no está permitido usar narrativa, solo datos empíricos y demostrables.

Las suposiciones de que la tierra tiene miles de millones de años

Siglos antes de que se concibiera la datación radiométrica y durante gran parte de la historia de la humanidad, los científicos coincidían en que la Creación de la Tierra y el universo eran bastante recientes. 

Los científicos suponían que la Tierra y el universo tenían unos 6.000 años, basándose en los cálculos detallados en el libro del Génesis de la Biblia a través de las genealogías y en consideración con que la ciencia moderna tiene como pioneros a científicos cristianos.

 Cerrando parentesis como dato adicional, en gran medida a partir de finales del siglo XIX, los científicos empezaron a cuestionar la edad definida por los relatos bíblicos. 

Las pruebas físicas, principalmente de formaciones geológicas, apuntaban a una Tierra antigua que no coincidía con la tierra joven de los relatos bíblicos.

El concepto de tierra antigua surgió debido a una variedad de nuevos pensamientos y observaciones. Los paleontólogos habían supuesto durante mucho tiempo que los fósiles encontrados en todo el mundo eran pruebas del Diluvio de Noé.

Pero los geólogos empezaron a creer que las pruebas físicas parecían haberse formado en un pasado muy lejano y que no podían ser tan jóvenes. 

Los geólogos asumieron que procesos prolongados y graduales formaron estas formaciones a lo largo de eones de tiempo, lo que finalmente llamaron uniformitarianismo, recuerda esto muy bien cuando leas la información profunda con respecto a la evidencia del diluvio en otra sección.

El uniformitarianismo supone que el ritmo de cambio que observamos en el presente representa, salvo quizá unas pocas excepciones, el ritmo de cambio a lo largo de toda la historia. 

Además de los supuestos geológicos, otros científicos se estaban convirtiendo en naturalistas

Propusieron en sus intentos por negar a Dios, que el universo y la Tierra debieron surgir y organizarse por sí mismos mediante leyes y causas naturales, concretamente sin la influencia sobrenatural que ya sabemos que fue y era obligatoriamente necesaria para que todo exista, ver la sección llamada raíz de todo para más detalles.

Este giro de la cosmovisión bíblica tradicional a una cosmovisión naturalista fue aceptándose rápidamente.

En 1774, el naturalista francés Georges-Louis Leclerc (Conde de Buffon) calculó la edad de la Tierra en unos 75.000 años. 

En 1830, el geólogo Charles Lyell consideraba que la Tierra tenía una edad indefinida. 

El trabajo de Lyell influyó enormemente en Charles Darwin cuando publicó su libro El origen de las especies en 1859. 

Darwin imaginó eones de tiempo en los que las mutaciones y la selección natural actuaron sobre los organismos vivos causando toda la variedad que observamos hoy en día. 

William Thomson o Barón Kelvin estimó en 1862 que la Tierra tenía 98 millones de años. 

A principios del siglo XX, Albert Einstein quería creer que el universo era estático e infinito, que no tenía principio. Sin embargo, Einstein se sentía frustrado por las matemáticas, que continuamente parecían indicar lo contrario cuando se reunió con Hubble y le evidenció porque el universo tuvo un principio. 

Ernest Rutherford inventó la datación radiométrica en 1905. 

Rutherford estimó la edad de la Tierra en unos 2.200 millones de años a partir de su nueva tecnología. 

En la década de 1930, Edwin Hubble comenzó a detallar nuevas observaciones desde el nuevo telescopio Hooker de 100 pulgadas.

Hubble descubrió un corrimiento al rojo de las estrellas, lo que indicaba un universo en expansión. Un universo que no era estático. Un universo que tuvo un principio, más tarde bautizado como «Big Bang». 

Más tarde, Einstein concluyó la Constante Cosmológica que se mantiene hoy en día y consideró que su suposición de un universo estático fue su mayor error.

Basándose en muchas suposiciones y en las tecnologías modernas, la estimación de la edad de la Tierra a día de hoy se sitúa en 4.550 millones de años.

Como descubrirás en breve, cualquier supuesta precisión matemática sobre la edad de la Tierra ha sido determinada por muchas suposiciones. 

No se trata de una edad antigua establecida por tecnologías de datación radiométrica, sino por suposiciones del naturalismo, que se niega a aceptar la realidad de que Dios es obligatoriamente necesario para que todo lo que vemos exista y se aferran a la sin razón, algo típico y esencial de la pura maldad.

Muchas variaciones persisten en la datación radiométrica actual, y un método de datación arroja resultados que a menudo difieren exponencialmente entre sí.

Muchos creen que la tecnología de datación radiométrica pone fin al debate sobre la edad de la Tierra.

Sin embargo, como ilustraremos, tales estimaciones de fechas son arbitrarias y ciertamente indemostrables.

Las conclusiones se basan en una supuesta historia evolutiva naturalista de las formaciones materiales y los organismos vivos.

Estas suposiciones fiolosóficas/naturalistas forman la base antes de que se encienda ninguna tecnología en un laboratorio o de que ningún investigador recoja ninguna muestra.

Estimaciones supositorias

Se acepta ampliamente que la Tierra tiene 4.550 millones de años.

Toda esta variación ha surgido en un periodo de tiempo relativamente corto en la historia de sólo unos 250 años.

Estos cambios están intrínsecamente ligados a la negación de la Creación y a la causa sin propósito del naturalismo, que es imposible aún si tuvieran todo el tiempo del universo.

Las suposiciones aplicadas a la tecnología permitieron que la invención midiera los miles de millones de años de edad que se presuponía que habían transcurrido desde la formación naturalista de la Tierra. 

La tecnología confirmó coincidentemente con lo que los científicos naturalistas habían supuesto desde el principio: la Tierra tenía miles de millones de años, ‘esperanza’ para la abiogénesis.

Desintegración radiométrica

Para simplificar las cosas, pensemos en la decadencia como algo que cambia a lo largo del tiempo. 

Por ejemplo, al cabo de una semana, mi pescado fresco desprende olor a podrido. 

En relación con los átomos, la descomposición significa una pérdida de material (una partícula de electrón, etc.), que tiene que ver con la proporción de protones y neutrones de un elemento radiactivo.

La desintegración significa que el elemento original se desintegra (pierde materia), lo que provoca un decaimiento en el original en un elemento diferente. La desintegración se produce cuando el original, que es inestable, es decir, radiactivo, se transforma o desintegra en un elemento nuevo estable. Los elementos parentales radiactivos (inestables) se descomponen en sub elementos del original.

¿Qué es la datación radiométrica?

La datación radiométrica es una tecnología que mide, o más exactamente cuenta, la cantidad de un elemento que permanece en una muestra y crea una relación entre los elementos originales y sub elementos del mismo.

 Se supone que el sub elemento es el resultado de la desintegración directa del elemento original en la misma muestra. 

La relación entre el elemento original y el sub elemento se utiliza para estimar la edad aproximada de la muestra analizada.

Las edades se basan en cálculos producidos por suposiciones, incluyendo una duración de tiempo llamada vida media.

¿Qué es la vida media?

Es el tiempo que tarda la mitad del elemento original en descomponerse en el sub elemento.

Algunas vidas medias son inferiores a un segundo, mientras que otras duran millones de años. 

Esto significa que después de una semivida, la mitad del material ha pasado del 100% del elemento original al sub elemento ahora es de 50% original – 50% sub elemento. 

Aquí está la clave: tras el siguiente intervalo de semivida, la mitad que quedaba en el elemento original se descompone en el nuevo sub elemento: ahora 25% padre – 75% nuevo sub elemento. 

Después del tercer intervalo: 12,5% original – 62,5% nuevo sub elemento; después del cuarto intervalo 6,25% original – 93,75% nuevo sub elemento; después del quinto intervalo 3,125% original – 96,875% nuevo sub elemento. 

Después del cuarto intervalo de semivida, las magnitudes disminuyen porque las diferencias entre los niveles del elemento original son minúsculas.

Datación de carbono-nitrogeno

La datación por carbono-nitrógeno se conoce más comúnmente como datación por carbono o también como carbono-14 radiactivo. 

Este método de datación es fundamental porque el inestable elemento original se encuentra en todas las formas de vida orgánica.

 Por lo tanto, este método de datación se utiliza para estimar la edad de los seres vivos.

La datación por carbono 14 mide la velocidad de descomposición de las muestras orgánicas. 

El carbono-14 radiactivo (elemento original inestable) se forma en la atmósfera superior cuando los rayos cósmicos del sol llegan al Carbono-13 ordinario, que añade un isótopo inestable formando el Carbono-14.

Junto con el Carbono-13 común, el Carbono-14 es el elemento original inestable. 

Con el Carbono-13 común, el Carbono-14 se mezcla en la atmósfera, se disuelve en los océanos y entra en la carne de las plantas a través del proceso de fotosíntesis. 

Además, a través de estos mismos medios del aire, el agua y las plantas, el Carbono-14 entra en los cuerpos de los animales que comieron las plantas (u otros animales que comieron las plantas). 

El carbono 14 queda atrapado en su carne y se supone que se renueva continuamente y se mantiene a un nivel estable (énfasis en supuestamente). 

Una vez que el animal muere, no se puede añadir nuevo carbono-14 porque no se produce una reposición de la alimentación. 

Con el paso de los años, el elemento radiactivo inestable Carbono-14 se desintegra en el elemento estable Nitrógeno.

El Carbono-14 tiene una vida concisa y medible, con una tasa de desintegración de sólo 5.730 semestres.

 

¿Cómo funcionan los métodos radiométricos sin carbono?

Al igual que la datación por carbono-nitrógeno, los elementos radiactivos también se miden a partir de la desintegración de los elementos radiactivos originales en sub elementos estables.

Algunos elementos radiactivos se desintegran muy rápidamente, en fracciones de segundo. Otros elementos se desintegran muy lentamente y, según los cálculos, tardarían millones de años en completar una sola semivida.

Un aspecto que comparten todos los procesos de desintegración es la imprevisibilidad

La radiactividad no se produce como el chasquido de los segundos en un reloj: a veces es un poco más rápida o más lenta.

Por eso se utiliza la medición de la semivida. El método de la semivida establece una probabilidad más fiable de que la estructura atómica del elemento haya decaído según lo previsto.

Limitaciones de la datación radiométrica

Científicamente, las rocas pueden medirse de muchas maneras, como la densidad, la composición, la dureza, el color, la textura y otras. 

Sin embargo, contrariamente a las numerosas tablas que llenan los índices geológicos y paleontológicos y los libros de texto acerca de la teoría evolutiva, la edad no puede medirse directamente en ninguna roca. 

La edad de las rocas puede deducirse basándose en experimentos de datación radiométrica, pero de estos cálculos se derivan muchas suposiciones hechas por el investigador. 

Basándose en las suposiciones de partida del investigador, se puede calcular «con exactitud» cualquier edad deseada o prevista.

 

«Contrariamente a la impresión que se nos da, la datación radiométrica no prueba que la Tierra tenga millones de años. Sencillamente, se ha dado por supuesta esa inmensa edad»

Vardiman, L., Snelling, A.A. y Chaffin, E.F.,

 

Al cumplimentar el formulario que se entrega con la muestra que se va a analizar, el laboratorio pide al investigador que estime la edad prevista de la muestra antes de cualquier examen. 

De este modo, el laboratorio sabe cuáles son los resultados «más exactos» que puede proporcionar a los investigadores. 

Sin embargo, si las muestras concluyen edades inaceptables o fuera de las excepciones de edad presumidas por los investigadores, se descartan.

 

«En la interpretación convencional de datos de edad, es común descartar edades que son sustancialmente demasiado altas o demasiado bajas en comparación con el resto del grupo o con otros datos disponibles, como la escala de tiempo geológico»

Dr. Hayatsu, «K-Ar Isochron Age of the North Mountain Basalt, Nova Scotia,» Canadian Journal of Earth Sciences, Vol. 16, abril, 1979, p. 973-975

 

A modo de ejemplo, el método de datación radiométrica por Potasio-Argón se utiliza para estimar la edad de los flujos de lava.

 Se supone que las muestras líquidas (antes de solidificarse) no contienen Argón. El argón es un gas, y a las temperaturas abrasadoras de la lava líquida, todo el argón es expulsado.

Por lo tanto, se presume que los flujos de lava fresca inmediatamente después de solidificarse son 100% elemento original de Potasio con 0% de Argón sub elemento. 

El Argón-Potasio tiene una increíble vida media de 1.300 millones de años. 

Por lo tanto, si se encuentra algo de Argón en la muestra de lava, las edades se acumulan millones de años rápidamente. 

Un ejemplo de ello se encuentra en las muestras de roca recogidas en una cúpula de lava recién solidificada que se formó durante la erupción del Monte Santa Helena en junio de 1980. 

El laboratorio realizó pruebas radiométricas de potasio-argón que calcularon que la muestra de lava tenía aproximadamente 350.000 años.

Sin embargo, la muestra sólo tenía 10 años en el momento de la prueba. 

Hay muchos ejemplos de este tipo. Muchos son mucho peores, ya que calculan flujos de lava recientes como si tuvieran muchos millones de años de antigüedad cuanto realmente fueron originados recientemente.

 

«Estamos construyendo una nueva generación de castillos de hadas y mitos para que juegue la próxima generación»

Houtermans, F.G., Los principios físicos de la geocronología, nº 151, p. 242, 1966.

Presunción de condiciones

Para demostrar cómo influyen las suposiciones en los cálculos, consideremos un escenario hipotético de un spa «jacuzzi» lleno de agua. 

Nuestro jacuzzi hipotético contiene 1.000 galones de agua.

El jacuzzi se encuentra lleno y se inspecciona el desagüe y se comprueba que no tiene fugas.

Se determina que la bañera está exactamente llena hasta la mitad, conteniendo 500 galones de agua. 

El equipo de investigación mide el caudal de agua que sale de la manguera a un ritmo preciso de 100 galones por hora. 

Por lo tanto, las matemáticas son bastante sencillas. Con extrema confianza, su equipo concluye que el jacuzzi se ha estado llenando exactamente 5 horas, y que en otras 5 horas estará lleno. 

Estos cálculos parecen bastante sencillos, pero están cargados de suposiciones.

En primer lugar, los investigadores asumieron el estado inicial del jacuzzi. 

Supusieron que la bañera del spa estaba vacía a pesar de no haberla observado nunca como tal. 

Esta condición inicial no puede ser cierta, sino que se supuso. 

En segundo lugar, los investigadores supusieron que el caudal de agua se había mantenido constante a lo largo del tiempo.

El caudal del pasado, que no se observó, también se supuso. 

¿Se mantuvieron los 100 galones por hora? 

¿Había algún pliegue en la manguera que hacía que el caudal fuera más lento en el pasado? ¿Fue más rápido y luego más lento? 

En tercer lugar, ¿había otras influencias que pudieran haber alterado el cálculo de nuestra bañera de hidromasaje? 

Considera el desagüe, estaba cerrado cuando se midió, pero ¿podría haberse dejado abierto accidentalmente durante el llenado anterior? 

¿Qué pasa con las condiciones inesperadas que pueden haber afectado a nuestros cálculos? 

Tal vez, llovió durante la primera hora. 

Tal vez el sol provocó una evaporación excesiva que requiere un ajuste matemático.

Tal vez el hipotético jacuzzi tenga una probabilidad excepcionalmente baja de que nuestras suposiciones influyan en gran medida en nuestros cálculos. 

Sin embargo, ¿qué ocurriría si aplicáramos estos mismos supuestos a mediciones que supuestamente ocuparían el lugar de miles, millones o incluso miles de millones de años?

Obviamente, cualquier suposición errónea sería fatal para nuestras conclusiones. Evidentemente, cuanto mayor sea la duración que se pretende medir, mayores serán las oportunidades de que surjan tanto sucesos desconocidos como factores contaminantes que repercutan en los cálculos. 

La naturaleza es testigo reiterado tanto de cambios uniformes lentos y constantes como de catástrofes repentinas. 

En pocas palabras, no se puede confiar en cualquier cálculo presunto de millones o miles de millones de años. 

Mientras que nuestras mediciones y tecnologías pueden ser enormemente precisas en el presente, el pasado inobservable sigue lleno de incógnitas que convierten los cálculos en meras fantasías que están ligadas al naturalismo como condicional.

Lo ideal es considerar todos los datos empíricos para determinar realmente un estimado real del tiempo, y no inflar las cifras ni tampoco omitir las dataciones más precisas, que contradicen a las más presuntuosas. 

A partir de nuestro ejemplo, podemos iluminar los problemas asociados a cualquier método de datación. La primera suposición comienza con las condiciones de partida de nuestra muestra. Al igual que los investigadores asumieron que el balneario estaba vacío antes de llenarlo, los investigadores asumen que sólo hay elementos originales con la datación radiométrica. 

La muestra está vacía de cualquier sub elemento. 

La segunda suposición es la tasa de flujo. Los investigadores asumen que la tasa de decaimiento se ha mantenido igual a lo largo del tiempo, como se observa en el presente.

 Esencialmente, la muestra ha permanecido dentro de un sistema cerrado libre de influencias externas que pudieran haber afectado a la tasa de desintegración.

La tercera suposición es que, desde el principio hasta el presente, ha continuado sin contaminación alguna en el momento de la medición. 

Estas suposiciones, al igual que en nuestro ejemplo del balneario, son inciertas e indemostrables. 

Son suposiciones. Es evidente que ningún investigador observó las condiciones iniciales ni el caudal a lo largo del tiempo (muchos millones de años). Por supuesto, nadie puede confirmar que no haya habido contaminación posterior desde el principio.

A pesar de la debilidad de los supuestos, la datación radiométrica promete datar con precisión rocas, fósiles e incluso la Tierra

Como veremos en breve, hay muchas debilidades específicas de las diferentes técnicas de datación, pero las suposiciones por sí solas las desacreditan a todas.

Los puntos más débiles de la datación radiométrica son: 

  • Las suposiciones sobre las condiciones de partida de la concentración original de elementos atómicos se basan en estimaciones realizadas por el investigador en el presente.
  • Las suposiciones sobre la velocidad se presuponen a una velocidad de desintegración constante basada en observaciones realizadas en el presente. La experimentación reciente ha puesto las constantes de la tasa de desintegración isotópica bajo la pregunta
  • Las suposiciones de un sistema cerrado (que no existen en la naturaleza)
  • La suposición de que ninguna contaminación ha impactado en la muestra
  • La suposición de que ninguna condición inesperada o «desconocida» ha impactado en los cálculos. Dado que esta suposición se basa en condiciones desconocidas, el investigador no puede conocerlas ni dar cuenta de ellas.

Tales incógnitas podrían ser la gravedad masiva durante la formación planetaria, el calor del núcleo fundido de la Tierra, los impactos de asteroides, las erupciones solares o el impacto de las bajas temperaturas. 

Se ha demostrado que las órbitas moleculares dejan de moverse cuando se sitúan a temperaturas de cero como las que se encuentran en el espacio. 

Ningún científico niega que hubo muchos acontecimientos en el pasado que pudieron causar tales condiciones. 

Considerando desde el principio los impactos de asteroides, terremotos, tsunamis, volcanes, inundaciones, erupciones solares, incendios, etc.

El campo de la datación radiométrica persiste a pesar de estas montañas de suposiciones por lo mismo que el naturalismo continua existiendo, son posiciones orgullosas que están en un pedestal por medio de la ciencia oficialista y con la ayuda de los fervorozos creyentes en todo el mundo que le han entregado toda su confianza, y que esto se enseña como cierto en todas las escuelas y solo las personas que no sean demasiado curiosas, serán engañados porque bastará una pizca de inquietud para que encuentren una montaña de razones para no confiar ni en la abiogénesis ni tampoco en que la tierra tiene millones de años, simplemente no es posible.

 Cada cálculo parte de constantes universales se suponen, de tasas de desintegración constantes también se suponen y las de condiciones originales.

A partir de estos supuestos, todos los datos se calculan basándose en procesos observados en el presente, como en nuestro ejemplo de la bañera de hidromasaje. 

Para que todos los resultados sean coherentes, cualquier cálculo que se salga de las expectativas del investigador se considera erróneo, contaminado o ininteligible, para que solo sea aceptable una datacíon que cumpla con la filosófia del investigador, la cual es naturalismo.

En general, se supone que las fechas que se encuentran en el ‘ámbito correcto’ son correctas y se publican, pero las que no concuerdan con otros datos rara vez se publican ni se explican completamente las discrepancias.»

Mauger, R.L., Contributions to Geology 15:37, 1977.

Dataciones populares

Existen muchos métodos de datación radiométrica diferentes utilizados en la ciencia para determinar la edad de rocas y minerales. Cada método de datación radiométrica tiene diversas restricciones y limitaciones. 

Generalmente, el método de datación del investigador se basa en las rocas y minerales disponibles que se pueden analizar.

Se utilizan cuatro métodos de datación primarios para datar un espectro de materiales y edades, estos son los estimados de tiempo que afirman duran estos elementos, siendo la del carbono 14 la más exacta.

1) Carbono-nitrógeno, que se utiliza exclusivamente para datar formas de vida de carbono que se cree que llegan hasta hace unos 60.000 años.

2) Potasio-argón en gran medida para muestras de lava de 50.000 años a 4.600 millones de años.

3) Rubidio-estroncio data rocas de 10 millones a 4.600 millones de años.

4) Uranio-plomo data rocas de granito y cristales encontrados en granito de 10 millones a 4.600 millones de años.

Carbono-Nitrogeno

La datación por carbono y nitrógeno, o más comúnmente llamada «datación por carbono», calcula la edad de organismos que vivieron en el pasado, como los fósiles de la Edad de Hielo, el petróleo o las plantas. 

Recordemos que el proceso que forma el Carbono-14 radiactivo se produce cuando los rayos solares llegan al el Carbono-13 ordinario de la atmósfera. 

Los métodos de datación por carbono 14 se basan en muchos supuestos adicionales, además de los ya mencionados.

Una de ellas es que la atmósfera terrestre ha permanecido constante durante los últimos 60.000 años. 

Esta consistencia atmosférica se traduciría entonces en una cantidad igual de Carbono-14 en la atmósfera hoy en día en comparación con el pasado más lejano. 

Sin embargo, se sabe que no es así. La atmósfera terrestre no es ni ha sido medida como constante, ni siquiera medida año tras año. La atmósfera cambiante distorsiona enormemente la producción de Carbono-14 en el presente al aumentar enormemente la producción.

Uno de los factores que influyen en la atmósfera es el campo magnético terrestre, que se ha ido debilitando cada año durante muchas décadas. 

El campo magnético terrestre proporciona una atmósfera protectora que protege la superficie terrestre de la radiación solar nociva. 

Evidentemente, un campo magnético debilitado aumenta la penetración solar, lo que incrementa la producción de Carbono-14 más en el presente que en el pasado. 

Sin embargo, los cálculos para la datación radiométrica Carbono-Nitrógeno se basan en una constante de Carbono-14 en la fórmula. 

Este error hace que los cálculos iluminen erróneamente fechas mucho más antiguas para elementos de la era glacial, que empezaron con menos Carbono-14 desde el principio causando un aparente resultado de antigüedad.

Muchos otros factores impactan en la atmósfera y en los niveles de radiación solar, incluyendo la capa de ozono, el fortalecimiento del sol a lo largo de millones de años.

La proporción de agua de las tierras secas con respecto a las oceánicas influye en las tasas de absorción global, ya que el agua absorbe el carbono 14 y las tierras secas no.

Sorprendentemente, las dos últimas décadas han revelado materiales inimaginables aún presentes en fósiles de dinosaurios que se creían de muchos millones de años de antigüedad. 

Los descubrimientos de fósiles de dinosaurios revelaron al microscopio tejidos blandos, incluidos glóbulos rojos, células de la piel y carbono-14.

Estos descubrimientos conmocionaron a la paleontología y plantearon grandes interrogantes sobre las supuestas cronologías de los dinosaurios.

Como ya hemos dicho, la datación por carbono tiene un rango máximo esperado de unos 60.000 años.

Esto significa que después de unos 60.000 años, los fósiles de dinosaurios no podrían contener carbono 14, ya que se habría descompuesto hace mucho tiempo. 

Por lo tanto, se supone que los dinosaurios se extinguieron hace más de 65 millones de años, pero sus fósiles contienen Carbono-14, que no puede tener más de 60.000 años, lo cual demuestra que los dinosaurios existieron en una época temprana, coexistiendo con los seres humanos como así lo indicaban las evidencias históricas.

Obviamente, ambas suposiciones no pueden ser correctas: al menos 65 millones de años y menos de 60.000. 

Desde luego como hemos comentado antes, los científicos descartan cualquier conclusión de datos que no se ajuste a sus presuntas fechas; esto es lo que hacen con el carbono 14 de los dinosaurios: lo descartan como contaminación y prefieren no hablar de eso, que incómodo.

Contraintuitivamente, a pesar de la presencia de tejidos blandos en los fósiles de dinosaurios, los paleontólogos siguen negándose a datar con Carbono las muestras porque suponen que son demasiado antiguas, se niegan a aceptarlo, algo propio de las personas perversas que no quieren aceptar la realidad, la pregunta es ¿y tu sí? es todo lo que necesitas, no basar tu descisión de aceptar o negarla en base a ellos. 

Un estudio analizó siete huesos de dinosaurio, entre ellos un Triceratops de Montana, hadrosáuridos, un pez paleta cartilaginoso, un pez óseo y huesos de madera y lagarto de aspecto fresco procedentes de capas del Pérmico de Canadá y Oklahoma.

Cinco laboratorios comerciales y académicos diferentes detectaron carbono 14 en todas las muestras. 

El equipo también comparó los resultados con varias docenas de resultados publicados sobre el carbono 14 en fósiles, madera y carbón de todo el mundo y de toda la columna geológica. 

Aparecieron cantidades comparables de radiocarbono en casi 50 muestras en total.

La madera fósil de una cantera cercana a Banbury (Inglaterra) se dató mediante el método del carbono 14.

Se calculó que la muestra tenía una edad aproximada de entre 20.700 y 28.800 años. 

Se determinó que la piedra caliza en la que se encontraba la madera tenía 183 millones de años del periodo Jurásico.

Tales resultados indican que son los métodos de datación los que están en conflicto y son erróneos, y no la presencia de carbono-14 que bajo sus propios términos pierden el total sentido, para que personas como tú honestas intelectualmente reconozcan su mentira.

Rubidio-estroncio

La datación por rubidio-estroncio es un método utilizado para estimar la edad de rocas, minerales y meteoritos. Se supone que el isótopo parental inestable Rubidio-87 estaba presente en la roca en el momento de su formación. 

Este elemento original descompone en el isótopo estable Estroncio-87. 

Se cree que este método es el más adecuado para datar rocas, incluidos meteoritos, que se supone que son increíblemente antiguos porque la tasa de desintegración es prolongada, con una notable vida media de 48 millones de años. 

El mayor problema singular de este método de datación, al margen de todos los supuestos aplicados a todos los métodos de datación radiométrica) es la realidad de que la mayoría de los minerales que contienen Rubidio también tienen Estroncio preexistente incorporado en su estructura antes de cualquier desintegración.

Esto frustra las condiciones de partida y requiere suposiciones adicionales por parte del investigador. 

Los investigadores se ven obligados a determinar cuándo se formó el mineral y, por tanto, a realizar una corrección matemática arbitraria para tener en cuenta este supuesto nivel inicial de estroncio en la muestra. 

Por supuesto, este ajuste, al igual que la presunta fecha de formación y todas las demás suposiciones, son subjetivos.

Si añadimos estos ajustes subjetivos a la luz de una vida media casi inimaginable de 48.000 millones de años, las cosas se complican rápidamente. 

Para ponerlo en perspectiva, la conjetura moderna como estimación de la edad de todo el universo es de sólo 13.800 millones de años; por lo tanto, la presencia adicional de incluso una minúscula cantidad de Estroncio acumula miles de millones de años de edad.

 Ver que el sub elemento estaba allí desde el principio destruye la exactitud y la precisión porque se deja depender de las suposiciones de la condición inicial del investigador. 

Así que el investigador que mide la edad de la muestra introduce de hecho la misma edad que el método pretendía determinar. 

Por lo tanto, la mayor debilidad del Rubidio-Estroncio son los ajustes necesarios del sub elemento (Estroncio).

Además, la Universidad Estatal de Carolina del Norte, en enero de 2017, descubrió que otros «descuidos» estaban causando que las muestras que utilizaban la datación con Rubidio-Estroncio estuvieran sobreestimando enormemente las edades.

La razón es bastante técnica, pero se basa en la idea de que se suponía que la presunta porción inicial del elemento original siempre decaía en el sub elemento estable, lo que resulta no ser siempre el caso.

El estudio descubrió que la velocidad de difusión (velocidad de descomposición) no era constante porque dependía del lugar donde se encontrara la muestra. 

Las muestras analizadas en grietas se descomponían a velocidades muy diferentes de las encontradas en zonas superficiales. 

Aunque las diferencias eran pequeñas, las enormes vidas medias hacían que los resultados fueran exponencialmente erróneos. 

El profesor del estudio, Robert Hayes, explicó que «no hay una ecuación sencilla que pueda aplicarse a todas las circunstancias». Lo que significa que no hay suposiciones fiables que el investigador pudiera aplicar para que el rubidio-estroncio fuera fiable. 

El método es enormemente defectuoso.

«Es un enredo… Si no tenemos en cuenta la difusión diferencial de masas (tasas de desintegración), no tenemos ni idea de la precisión real de una fecha radioisotópica»

Robert B. Hayes profesor asociado de ingeniería nuclear en NC State. Algunas consideraciones matemáticas y geofísicas en aplicaciones de datación por radioisótopos. Nuclear Technology, 2017; 197 

Potasio-Argón

El método de datación Potasio-Argón es quizás la técnica de datación radiométrica más ampliamente aplicada en rocas, ya que se han producido flujos de lava en todo el mundo.

El método se utiliza principalmente en rocas formadas por actividad volcánica como lava, micas, minerales de arcilla, tefra y evaporitas. 

Debido a que el Potasio es un componente que se encuentra en estos muchos minerales comunes, puede ser utilizado para deducir las edades de otras capas de rocas como las rocas ígneas y metamórficas que se encuentran entre las capas volcánicas. 

El método de datación Potasio-Argón se calcula midiendo la acumulación de Argón en un mineral.

En estos materiales, el producto de desintegración Argón (un gas) escapa o incluso es forzado a salir del material rocoso líquido (fundido). Sin embargo, cuando los minerales comienzan a solidificarse (recristalizarse), el Argón comienza a formarse por la desintegración del Potasio.

Los supuestos necesarios para la precisión de la técnica de datación Potasio-Argón requieren un sistema cerrado. 

No se ha producido contaminación por Potasio, ni se ha lavado el Potasio. 

Finalmente, se deduce el supuesto Argón en la atmósfera (no se formó por desintegración), asumido como una constante de todos los tiempos.

En primer lugar, las suposiciones necesarias para realizar cálculos precisos revelan las principales debilidades de este método, ya que los sistemas cerrados son imposibles de dar en la naturaleza. 

En ningún lugar del planeta puede un investigador estar seguro de que su muestra permaneció en un sistema cerrado, especialmente durante millones y millones de años.

En segundo lugar, el argón existe en nuestra atmósfera, independientemente de cualquier proceso de desintegración en la muestra. 

Por lo tanto, los niveles de argón presentes en la atmósfera (aparte del proceso de desintegración) deben ajustarse a partir de las fórmulas matemáticas del investigador, basándose en las suposiciones de las condiciones iniciales. 

Estos ajustes se basan, a su vez, en suposiciones sobre los niveles medidos en el presente.

En tercer lugar, se ha demostrado que el agua puede arrastrar depósitos ricos en potasio y reducir los niveles totales hasta en un 80 %.

 Al arrastrar el potasio, el agua aumenta artificialmente la proporción de argón en las muestras, lo que resulta en cálculos con fechas más antiguas. 

Esto también significa que el potasio puede transportarse fácilmente a los minerales circundantes, contaminando otras muestras circundantes.

El potasio (K) se pierde en un 80 % con solo 4 horas y media de lavado con agua destilada sobre la muestra.

Otros errores conocidos provienen de los flujos de lava observados en el Monte Ngauruhoe, Nueva Zelanda.

El flujo del 11 de febrero de 1949 se fechó erróneamente con una antigüedad de entre 270 000 y 1 millón de años.

El del 4 de junio de 1954, con una antigüedad de entre 270 000 y 3,5 millones de años.

«En las interpretaciones convencionales de los datos de edad de potasio-argón, es común descartar edades considerablemente demasiado altas o demasiado bajas en comparación con el resto del grupo o con otros datos disponibles, como la escala de tiempo geológico. Las discrepancias entre lo rechazado y lo aceptado son arbitrarias…»

Hayalsu, A., Canad. J. Earth Sciences 16:974, 1979.

Para contrarrestar esta evidencia y salvar este importante método de datación, los geólogos evolutivos han añadido la advertencia de que la datación potasio-argón no es válida en etapas tempranas, muy conveniente para la teoría.

Es decir, se ha ajustado (supuestamente) para que no sea precisa durante los primeros 50.000 años. 

Otros afirman con más precisión que no es válida durante los primeros seis mil años para abarcar la historia humana registrada.

Estas exclusiones son muy sospechosas y, además, insinuantes.

No se basan en parámetros medibles de la ciencia o las matemáticas, ya sea porque el argón esté presente en la muestra o no. 

Esta exclusión se añade para resolver todos esos datos problemáticos que invalidan el importante trabajo de los investigadores evolucionistas. 

Esta exclusión establece efectivamente que cualquier flujo volcánico reciente, observado o registrado en la historia humana, es demasiado temprano para calcularlo con este método. 

Estos flujos contienen argón, y no deberían contenerlo, pero los cálculos son erróneos, están contaminados o son ininteligibles. 

Sin embargo, esos antiguos flujos de lava del supuesto pasado distante son completamente fiables y precisos. 

Para aclarar esto, los flujos de lava conocidos con certeza arrojan resultados ininteligibles, pero las muestras recolectadas en la antigüedad son precisas. 

¿Cómo se nos puede pedir que confiemos en métodos de datación que han demostrado ser incorrectos en el presente observable para corregir antiguas formaciones de lava del pasado lejano?

Una serie de procesos podrían provocar que la sustancia original se agote en la parte superior de la cámara magmática o que el sub elemento se enriquezca, y ambos procesos provocarían que la lava que erupciona antes parezca muy antigua según la datación radiométrica, y que la lava que erupciona después parezca más joven.

Uranio-plomo

Al igual que todos los métodos de datación radiométrica mencionados anteriormente, el método de datación uranio-plomo comparte muchos de los problemas asociados con las suposiciones controladas por los investigadores. 

En primer lugar, se ha revelado un problema único de este método de datación: las tasas de desintegración del uranio no son constantes. 

Resulta que las tasas de desintegración varían según el isótopo radiactivo medido en la muestra; se pueden encontrar tasas diferentes dentro de la misma muestra

La muestra con pequeñas diferencias, como el lugar de extracción, presenta enormes diferencias de datación.

A pesar de que los diferentes isótopos tienen diferentes tasas de desintegración dentro de la misma muestra, los geólogos convencionales presuponen que las proporciones son constantes pero esa nuevamente no es la realidad.

En segundo lugar, es bien sabido que el uranio, al igual que el potasio, es altamente soluble en agua y puede eliminarse de la muestra por contaminación.

El plomo, sin duda, no es soluble en agua, lo que hace que las proporciones parezcan artificialmente más antiguas. 

Si a esto le sumamos el hecho de que el uranio-plomo tiene una vida media de 4.500 millones de años, la detección de sub átomos disparará la edad calculada del material. 

Las enormes vidas medias hacen que la medición sea extremadamente sensible. Cada suposición del investigador influye considerablemente en los cálculos de la fecha, lo que le da margen para calcular la edad deseada.

En tercer lugar, el Instituto para la Investigación de la Creación realizó un estudio denominado Radioisótopos y la Edad de la Tierra (RATE), que identificó con éxito las dificultades del método de datación radiométrica de uranio-plomo. 

RATE demostró que las tasas de desintegración radiométrica no siempre han sido constantes, medidas a las tasas actuales. 

La evidencia indica que las tasas de desintegración han variado en condiciones extremas a lo largo del tiempo.

Cuando los isótopos radiactivos se desintegran en la roca, se producen diversos gases como subproducto. Por ejemplo, el mineral circón.

El circón se encuentra por toda la corteza terrestre y, por lo tanto, se cree que es material remanente de la formación de la Tierra. 

Se supone que estas muestras son tan antiguas como la Tierra misma: 4.540 millones de años.

El RATE también descubrió que estos presuntos cristales antiguos aún contenían helio.

El helio es un gas extremadamente pequeño y ligero. Es raro encontrar helio en cualquier mineral o formación rocosa, ya que se escapa fácilmente. 

El helio se produce como un subproducto del proceso de desintegración cuando el uranio desprende iones (se desintegra) y se convierte en plomo.

«La velocidad de escape de los gases depende en gran medida de la temperatura de los minerales. Por ejemplo, la velocidad de difusión del helio a altas temperaturas, a 4570 metros bajo la superficie, es aproximadamente 160 veces mayor que a temperaturas más bajas, a 1214 metros. En consecuencia, las rocas en las profundidades de la corteza terrestre tendrán un mayor nivel de helio que las rocas cercanas a la superficie.»

ICR – Las tasas de difusión de argón y helio 

La presencia de helio impactó a los investigadores, ya que se creía que, después de miles de millones de años, todo el helio atrapado desaparecería. 

Tras unos presuntos 4.540 millones de años, el helio seguía presente para decirnos nuevamente que la tierra realmente no tiene miles de millones de años.

«Para sorpresa de los evolucionistas, una cantidad significativa de helio estaba presente dentro de los circones, lo que constituye una evidencia empírica de que estas formaciones deben ser jóven.»

Respuestas en el génesis – Edad de la tierra, helio en rocas radiactivas

En cuarto lugar, RATE también descubrió que otros elementos radiactivos dentro del cristal presentaban tasas de desintegración mucho más cortas en muestras de granito extraídas de las capas rocosas más profundas del Precámbrico. 

Se recolectaron muestras de cristales de circón. Se encontró que las muestras presentaban «marcas de quemadura» causadas por la desintegración (cuando los iones escapan del elemento original). 

Estas marcas de quemadura dejan un rastro llamado pleocroico o radiohalos. 

La estructura de red cristalina del circón contiene varios elementos radiactivos.

Uno de estos elementos radiactivos es el polonio, cuya vida media es de apenas unos segundos. 

Su presencia crea una aparente paradoja: al igual que el carbono-14 en los fósiles de dinosaurios, la unión de uranio y polonio parecía imposible. 

Imposible bajo la perspectiva de largas formaciones geológicas que se forman lentamente. ¿Cómo podría el mismo cristal contener uranio increíblemente antiguo y polonio increíblemente joven en la misma muestra? 

La respuesta es que el granito líquido creó el cristal de circón al enfriarse. Esto ocurrió repentinamente en un instante, ya que ambos se crearon juntos instantáneamente durante la creación del mundo.

La tierra es joven

TODOS los métodos de datación (incluidos los que apuntan a miles, no a miles de millones de años) se basan en suposiciones: creencias, por muy razonables que parezcan, que no se pueden probar, sino que deben aceptarse por suposición.

Suponer la cantidad de una sustancia química específica presente originalmente.

Suponer que no ha habido filtración por agua de las sustancias químicas dentro o fuera de la roca;

Suponer que las tasas de desintegración radiactiva se han mantenido constantes durante miles de millones de años, y más.

Los laboratorios de datación radiométrica no miden la edad; miden las cantidades de sustancias químicas y, a partir de esto, infieren la edad, basándose en las suposiciones subyacentes.

Cuando las suposiciones se comprueban midiendo rocas de edad conocida, por ejemplo, Los flujos de lava recientes fallan estrepitosamente.

Se ha demostrado que objetos de la misma edad, analizados con diferentes métodos, arrojan «fechas» que varían en un factor de mil.

La consistencia de las fechas radiométricas se explica en parte por la tendencia a publicar únicamente datos consistentes con la «edad evolutiva» ya establecida por los fósiles.

La mayoría de los laboratorios de datación radiactiva prefieren que se les indique la edad esperada. 

Es difícil entender por qué esto sería necesario si se tratara de métodos reales. 

El sistema geológico de «millones de años» ya estaba prácticamente establecido, basado en las suposiciones filosóficas de hombres como Charles Lyell y James Hutton, incluso antes de que se descubriera la radiactividad. 

Cuando una fecha radiactiva contradice el naturalismo, se descarta invariablemente, porque ellos amablemente necesitan el tiempo para la abiogénesis, pero ni con todo el tiempo del universo es posible, lo descubrirás en la raíz de todo.

Si una fecha «radiométrica» y una fecha «fósil» entran en conflicto, la fecha radiométrica siempre se descarta.

Todas estas informaciones incómodas para los naturalistas que no saben como explicar para su fiolosófia, no ciencia, pueda continuar siendo creíble por todos los que le han entregado su confianza, lo cierto es que la tierra tiene miles de años desde su principio y que todas las dataciones que afirman lo contrario no son cientificamente ciertas.

Cuando descubres que la tierra tiene miles de años sabes entonces que tampoco hay proceso (abiogénesis) porque no tiene tiempo para completarlo (y aún con todo el tiempo no sería posible) lo que significa que ya es imposible de los imposibles, pero si no pudo ser infinitamente posible que todo lo que vemos exista pero existe ¿cual es la respuesta?

El resultado de todo lo que vemos no puede ser otro que la creación, no porque sea un descarte o llenar un vacío, si no porque se necesita obligatoriamente que sea por la creación, en un instante formar todo lo que conocemos (ver la sección raíz de todo para más contexto), incluyendo la información que si por azar cada letra de esta sección pudiera ser unida sería más probable que todo lo que la abiogénesis tiene que hacer con el tiempo de miles de millones de años, y ahora mucho peor cuando descubres que realmente tiene miles de años.

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