Críticas de tejido blando en dinosaurios

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La tierra no tiene millones de años

Críticas de tejido blando en dinosaurios

Las láminas blandas de hueso fibrilar y los osteocitos, magníficamente conservados, recuperados de un cuerno de Triceratops en Hell Creek, Montana, no pueden explicarse mediante las interpretaciones del Dr. Fazale Rana en su libro «Sangre de Dinosaurio y la Edad de la Tierra». 

En esta sección se examinará la evidente incomprensión y caracterización errónea sobre los tejidos blandos del cuerno de Triceratops. 

El libro del Dr. Fazale Rana, es esencialmente una recapitulación de los argumentos presentados por científicos seculares para explicar la presencia incómoda de células blandas de dinosaurio, magníficamente conservadas, mediante «mecanismos» previamente desconocidos. 

Por lo tanto, la invalidación de estos «mecanismos» propuestos debería silenciar a la comunidad secular y obligarla a realizar un trabajo más minucioso para intentar explicar la presencia de estas células.

Muchos tejidos biológicos se caracterizan por la conexión de numerosas subunidades poliméricas repetidas.

La presencia de moléculas endógenas, proteínas, láminas de hueso fibrilar, vasos sanguíneos intactos y células óseas de dinosaurio (osteocitos) asombrosamente conservadas es problemática para el Dr. Fazale Rana y sus seguidores naturalistas.

Después de todo, la experiencia vital de la persona promedio les dice intuitivamente que tales hallazgos son incompatibles con largas eras. 

Los huesos de dinosaurio son «tan antiguos» y han estado sujetos a tanta erosión, carroña y otros procesos que debieron acompañar los muchos millones de años de su existencia, que la persona promedio «sabe» que esto es imposible.

Rana debe asegurar a sus seguidores que no hay nada de qué alarmarse con respecto a los tejidos blandos de los dinosaurios. 

Así que ahora debe explicar a sus seguidores que no es inusual recuperar tales tejidos blandos de animales que ‘tienen millones de años’.

Como para restarle importancia, afirma lo siguiente : «Pocas personas en la comunidad científica están impresionadas con este último argumento científico».

Es decir, que la presencia de tejidos blandos significa que estos restos son jóvenes y ello destruye solo desde ese frente la creencia que siempre asi lo fué, de que la tierra tiene millones de años.

Además, muy pocos científicos trabajan en el área de los tejidos blandos de los dinosaurios, principalmente porque es un factor de riesgo por la censura.

Por lo tanto, contrariamente a lo que afirma Rana, muchos en la comunidad científica ven las implicaciones obvias de la presencia de células y tejidos blandos de dinosaurios.

Rana afirma que el propósito de su libro es ayudar a los demás a comprender por qué tiene sentido, desde una perspectiva bioquímica, que se puedan conservar restos de tejido blando en fósiles de varios cientos de millones de años de antigüedad. 

Afirma comprender la estructura, función y estabilidad de las moléculas, por lo que se siente capacitado para ayudar a evitar que creyentes bienintencionados (aunque quizás ignorantes) presenten un argumento científicamente cuestionable a favor de una tierra joven.

También escribe que un objetivo secundario del libro es ayudar a las personas a “superar obstáculos innecesarios al creacionismo de la tierra vieja”

Ese, de hecho, es el verdadero propósito del libro debido a los frecuentes y casi diarios descubrimientos de tejido blando en restos supuestamente antiguos.

Decir que ese es un libro decididamente naturalista es quedarse corto. 

Rana reprende y menosprecia con regularidad, dejando claro que representamos la mayor oposición a su necesidad de mantener a raya a los fieles para que no cuestionen su enseñanza sobre una tierra muy antigua. 

En la introducción, cada capítulo, la conclusión e incluso el apéndice incluyen argumentos dirigidos específicamente a quienes sostenemos la verdad de una tierra joven. 

Apenas cinco párrafos después de la introducción, Rana lanza su ataque contra los que buscan la verdad sea cual sea.

 Inicialmente, comienza su tratamiento de la enseñanza de la Tierra joven contraponiéndola a la «ciencia verdadera» y caracterizando a los creacionistas de la Tierra joven como poseedores de «solo una línea de razonamiento» frente a los «verdaderos hechos científicos».

Un ejemplo evidente de esta falta de comprensión se observa cuando Rana usa la frase «restos de tejido blando» (once veces solo en la introducción).

Con ello, demuestra una notoria indiferencia hacia la impresionante y abundante cantidad de células óseas (osteocitos) fantásticamente conservadas que he encontrado no solo en Triceratops, sino también en vértebras y metatarsianos de Nanotyrannus.

 Nanotyrannus es un género de reciente aparición emparentado con el T. rex.

Datación radiométrica
El capítulo 3 del libro es una revisión de los métodos de datación radiométrica. 

Rana debe reforzar enérgicamente la datación radiométrica en este momento, ya que las impresionantes células blandas de los dinosaurios parecen dejar en el olvido estos métodos de datación. 

Rana incluso escribe, en la página 12: «El objetivo del capítulo tres es demostrar por qué la datación radiométrica es fiable [énfasis en el original]». Esta es una afirmación curiosa si la datación radiométrica es incuestionable.

No obstante, Rana profundiza en los métodos de datación radiométrica en el capítulo 3 con una revisión exhaustiva. 

Dedica un tiempo considerable a las complejidades y tecnicismos de los métodos, y a que se requiere la participación de «expertos que han pasado años trabajando con estas técnicas» para comprenderlas, y de «geoquímicos con un buen conocimiento» para acertar.

Sin embargo, menciona de pasada que puede ser «complicado» y que «existen raras excepciones en las que los procesos químicos y físicos alteran la tasa de desintegración radiactiva».

Es una pena que pierda la oportunidad de compartir con sus lectores que se ha observado una influencia solar en algunas tasas de desintegración nuclear.

Si apenas ahora estamos descubriendo influencias en algunas tasas de desintegración, como las solares, ¿quién sabe qué otras influencias, de las que desconocemos, podrían también alterar estas tasas «constantes»?

Sin embargo, es en este capítulo donde Rana debe ser corregido por dos tergiversaciones muy importantes. La primera es su evidente error de interpretación de que.

«Armitage… descubrió láminas marrones, suaves y flexibles, de aproximadamente 20 x 10 cm [8 x 4 pulgadas] del cuerno fosilizado de Triceratops después de remojar fragmentos en un baño de ácido suave durante un mes [énfasis añadido]» 

Ninguna de las nueve condiciones de estabilización que describe (que deben cumplirse) se relaciona con el cuerno de Triceratops que han recuperado.

El cuerno de Triceratops no estaba fosilizado (permineralizado). 

Respondió y fue descalcificado por el ácido muy débil EDTA que se utiliza a diario en los laboratorios de patología para descalcificar el hueso (en esencia, el EDTA sirve para eliminar el calcio de la red de apatita del hueso). 

A continuación, solo necesitó leer la segunda oración del resumen de ese artículo para darse cuenta de lo equivocado que está sobre la inmersión del hueso en ese ácido y las «láminas marrones blandas y flexibles». 

Se recuperaron grandes tiras de material delgado, marrón claro y blando (20 cm por 10 cm) de las secciones más internas de otros fragmentos de hueso córneo, fijos y no fijados, no descalcificados [énfasis añadido]”. 

En otras palabras, las “láminas marrones, blandas y flexibles” a las que se refiere Rana se encontraron en hueso sin remojar. 

No fue necesario remojar el hueso para acceder a ellas; simplemente se encontraban allí, contra el hueso duro.

En segundo lugar, Rana asume que los fragmentos de cuerno que contienen estas “láminas marrones, blandas y flexibles” se sometieron a datación por 14C, cuyos resultados fueron reportados por Thomas y Nelson.

 Basándose en este error, Rana construye un argumento erróneo que respalda su afirmación de que los YEC hacen “imposible que el 14C que detectaron fuera endógeno (producido dentro) del tejido blando”. 

Sostiene que “esa cantidad de material (marrón, blando y flexible) debería haber producido fácilmente una fuerte señal de 14C” y que “es imposible conciliar los datos reportados con cualquier escenario que considere que las láminas flexibles de tejido blando tienen solo entre 3000 y 6000 años de antigüedad”

El fragmento del cuerno de Triceratops sometido (en esta prueba inicial de 14C) no provenía del centro del hueso donde se encontraron las “láminas marrones, blandas y flexibles” de hueso fibrilar.

Las láminas blandas no han sido analizadas para detectar 14C. 

Rana desconocía este hecho en relación con lo que se sometió a análisis al momento de escribir su libro, pero podría haberlo preguntado.

Por lo tanto, sus argumentos respecto a la edad del 14C «más antigua» de lo esperado para las «láminas marrones blandas y flexibles» de hueso fibrilar, que deberían haber mostrado «una fuerte señal de 14C» son erroneos.

También ignora la existencia, bien documentada en la literatura, de fuertes señales de 14C en conchas y huesos fósiles, aceites, carbones y diamantes, supuestamente de millones y miles de millones de años de antigüedad, simplemente no comparte esa incómoda información.

El siguiente capítulo, el capítulo 4 del libro de Rana, es su perdición, especialmente con respecto a las láminas fibrilares blandas de hueso que se analizaron en el artículo de Acta Histochemica de 2013.

Rana sostiene: «La mayoría de las biomoléculas que sobrevivieron en los restos fósiles de dinosaurios están compuestas por moléculas con una de dos propiedades: (1) una extensa reticulación, o (2) una composición química similar a la del grafito».

No se equivoca al afirmar que el colágeno presenta una gran reticulación, pero el comentario sobre el grafito podría inducir a error. 

Muchos tejidos biológicos se caracterizan por la conexión de muchas subunidades poliméricas repetidas.

Se podría considerar que el grafito tiene una construcción más compleja que los tejidos biológicos debido a sus enlaces mucho más fuertes, pero no es biológico en sí mismo. 

Es más, los osteocitos no son colágeno. 

Son células delicadas sin entrecruzamiento en su estructura. 

De hecho, tampoco lo es el ADN, sin entrecruzamiento alguno. 

Sin embargo, Rana procede a describir siete estructuras químicas biológicas «duraderas» como posibles razones de la presencia continua de tejidos de dinosaurios en estructuras óseas tras millones de años de exposición en sus tumbas poco profundas.

Observo que aquí se habla poco de las acciones altamente destructivas de las moléculas de agua y los oxidantes (como los producidos por la acción del hierro libre) en sistemas tisulares biológicos que alguna vez estuvieron vivos. 

Es más, ninguna de las siete estructuras químicas «duraderas» tiene nada que ver con las membranas celulares, como las miles de células osteocíticas que he recuperado de restos de dinosaurios. La membrana de bicapa fosfolipídica de cada célula osteocítica es extremadamente vulnerable a la acción del agua y los oxidantes, que provocan una descomposición masiva.<sup>10</sup>

La muerte celular programada y la simple entropía por sí solas harían que las células sin alimentación ni atención se pudrieran por sí solas, estuvieran o no incrustadas en el mineral óseo. Lo curioso, sin embargo, es que Rana detalla la durabilidad de la molécula de hemo y concluye: «El anillo de porfirina [que une firmemente la molécula de hierro a su centro] es un compuesto extremadamente estable, lo que ayuda a explicar su presencia en huesos fosilizados de dinosaurios [énfasis añadido]» 

Rana presenta aquí un argumento muy sólido que contradice la hipótesis del Dr. Schweitzer de que las moléculas de hierro «libres» actúan mediante reacciones de la química de Fenton para producir hidroxilos y peroxilos (oxidantes) que, de alguna manera, «fijan» los tejidos blandos (como el formaldehído).

Si la molécula de hemo es «extremadamente estable», ¿cómo se libera el hierro? Además, ¿cómo estas moléculas de hierro liberadas «fijan» los tejidos con los peligrosos oxidantes hidroxilo antes de que puedan destruir los mismos tejidos que están «fijando»? 

Rana confiesa que, en este punto, solo tiene una explicación a medias, ya que «la durabilidad por sí sola no es suficiente para explicar la supervivencia de los tejidos blandos en los restos fósiles durante más de cientos de millones de años». 

A continuación, matiza la importancia de lo que está a punto de decirnos: «Muchas otras condiciones también deben cumplirse simultáneamente». 

Ninguna de las nueve condiciones estabilizadoras que describe (que deben cumplirse) se relaciona con el cuerno de Triceratops que se a recuperado.