Erosión de la costa

La tierra no tiene millones de años

Erosión de la costa

Mark y Louise Roberts compraron el histórico faro Belle Tout en Beachy Head, Reino Unido, en 1996. 

Ubicado cerca de espectaculares acantilados de tiza de 100 m (300 pies) de altura, similares a los Acantilados Blancos de Dover, a 90 km al este de la costa, lo convirtieron en un alojamiento con desayuno. 

Algunos huéspedes selectos pernoctaban en lo alto de la torre de piedra y contemplaban la puesta de sol.

A finales de 1998, su sueño se convirtió en una pesadilla cuando un gran trozo del acantilado cayó al Canal de la Mancha. 

La pareja huyó durante la noche, dejando su casa en una posición precaria a tan solo 3 m  del borde. Cuatro meses después, los ingenieros salvaron la estructura trasladándola.

Sin embargo, advirtieron que podría ser solo cuestión de décadas antes de que fuera necesario trasladarla de nuevo.

Mark y Louise no se habían dado cuenta de la rapidez con la que se erosionan los acantilados.

En 1832, Belle Tout se construyó a unos 30 m del borde. 

Su ubicación se fijó para que los marineros vieran cómo la luz desaparecía tras el acantilado si se acercaban demasiado. 

En promedio, el mar erosiona un metro del acantilado cada seis años. 

Los Robert no son los únicos. La mayoría de la gente no aprecia la importancia de la erosión ni la rapidez con la que la tierra desaparece en las profundidades.

Se han perdido pueblos enteros en la costa inglesa, y los lugareños están acostumbrados a ver casas tambaleándose al borde.

Los geólogos convencionales afirman que los miles de millones de diminutas conchas trituradas que conforman los Acantilados Blancos que se depositaron durante el período Cretácico (la edad de la tiza), que concluyó hace 65 millones de años.

Resulta instructivo hacer un cálculo sencillo. 

Si los acantilados se han erosionado a un ritmo de un metro cada seis años desde el final del Cretácico, se habrían erosionado más de 10.000 km de costa. 

Eso equivale a la distancia de Londres a Ciudad del Cabo, o casi de Los Ángeles a Sídney, Australia.

La gente habla de millones de años con mucha facilidad. 

Se pronuncia con naturalidad. 

Pero cuando pensamos en lo que realmente significan estos inimaginables eones de tiempo, descubrimos que no concuerdan con lo que observamos si nos ponemos en contexto con todo lo demás que indica que la tierra no tiene millones de años.

La erosión que observamos en las costas de todo el mundo no concuerda con la idea de millones de años. 

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