
La tierra no tiene millones de años
Fósiles vivientes
un roedor llamado Laonastes aenigmamus o ratón rompecabezas de piedra, parece algo entre una ardilla y una rata grande.
No solo era una especie completamente desconocida, sino que era lo suficientemente diferente de otros mamíferos como para que se le asignara su propia familia, los Laonástidos, cuando los naturalistas encuentran evidencias de fósiles vivientes que no han cambiado desde hace millones de años, se les llama fósiles resucitados antes que admitir que su teoría de millones de años es falsa.
La revista Science afirmó lo siguinte, «Resurrección de roedores», la revista informó que las comparaciones anatómicas de Laonastes con la evidencia fósil del Mioceno inferior, en la provincia china de Shandong, demostraron que la criatura que habita hoy en Laos es en realidad un miembro superviviente de las Diatomyidae, un grupo de roedores que se creía extinto desde hacía mucho tiempo.
«Por lo tanto», afirma Science, «Laonastes «resucita» un clado de mamíferos que se creía extinto desde hacía más de 10 millones de años».
De hecho, según la Dra. Mary Dawson y sus colegas paleontólogos, quienes publicaron su análisis detallado en ese mismo número de Science, se creía que las Diatomyidae llevaban extintas más de 11 millones de años.
En sus propias palabras: «Laonastes es un ejemplo particularmente sorprendente del «efecto Lázaro» en mamíferos recientes…».
Con esto se refieren a la «reaparición» de un grupo de organismos «extintos» tras «una larga pausa [laguna] en el registro fósil».
Sugieren que los fósiles del período intermedio simplemente aún no se han encontrado, o que las condiciones propicias para la fosilización solo se dan en raras ocasiones.
Pero esta «explicación» resulta cada vez más deficiente si se considera (como afirmaron los paleontólogos) que Laonastes es «un ejemplo notable» del «efecto Lázaro», lo que significa que no es único.
Hay muchos otros organismos que, según «un largo hiato en el registro fósil», deberían haber estado extintos hace mucho tiempo, y sin embargo, se encuentran vivos hoy en día.
Fósil de celacanto resucitado
Uno de los más infames de estos «fósiles vivientes» es el pez celacanto considerado en su día el ancestro de todos los animales y aves terrestres, y que anteriormente se creía extinto hace 65 millones de años.
Pero cuando los pescadores sacaron un celacanto vivo a la superficie desde las profundidades oceánicas de Madagascar, los naturalistas observaron que no se trataba de una forma de transición.
Para empezar, su anatomía blanda no se parecía en nada a la de un anfibio.
El celacanto utiliza sus aletas más fuertes para desplazarse por los recovecos y grietas de las formaciones rocosas de las profundidades oceánicas, pero nunca para «caminar» por el fondo (y mucho menos para tocar tierra).
Sus aletas eran aletas, no patas, y por cierto, era igual a su homólogo fósil, magníficamente conservado.
El celacanto se ha vuelto tan famoso que la Dra. Mary Dawson describió al Laonastes como «el celacanto de los roedores».
Curiosamente, años después de su descubrimiento en Madagascar, también fue inesperadamente «descubierto» en el sudeste asiático de forma similar al Laonastes.
Un biólogo marino estadounidense paseaba por un mercado de pescado en Manado, Indonesia, y reconoció al celacanto en la muestra de un pescadero.
Al informar sobre el hallazgo, la revista Nature publicó una foto de pescadores indonesios con un celacanto vivo.
Para un pez que supuestamente llevaba extinto 65 millones de años, es difícil encontrar algo más original.
El celacanto y el Laonastes no son los únicos organismos «Lázaro» que viven en la actualidad.
El raro marsupial sudamericano, parecido a la zarigüeya, Dromiciops gliroides (conocido localmente como «Monito del Monte» ) es miembro que se creía extinto hace más de diez millones de años.
Y la hormiga fósil Gracilidris, que se creía extinta hace entre 15 y 20 millones de años, ha aparecido recientemente viva y coleando en Paraguay, Brasil y Argentina.
Estos y cientos de otros ejemplos conocidos de fósiles vivientes, por ejemplo el tuátara,la salamandra, el cangrejo herraduray el pino Wollemi, etc, plantean la pregunta: ¿por qué no han cambiado durante todos esos millones de años?
La respuesta: nunca hubo millones de años, si recuerdas las demás secciones de esta red puedes reconocer la coherencia y la distorsión de la narrativa oficial.
Nos bombardean con numerosos informes científicos que describen el descubrimiento de organismos vivos o partes de organismos en rocas antiguas.
Por ejemplo, se han recuperado bacterias de suelos y materia vegetal atrapadas en ámbar durante un supuesto periodo de 25 a 35 millones de años.
También se han aislado de insectos atrapados en ámbar con una antigüedad de entre 25 y 135 millones de años.
El ámbar es resina de árbol fosilizada que a veces contiene restos de insectos atrapados.
La conservación de los insectos, que en ocasiones son idénticos a las formas modernas, suele ser excelente.
Se descubrieron sorprendentemente glóbulos rojos en huesos de Tyrannosaurus rex en la Universidad Estatal de Montana en Bozeman.
Además, en las partes del esqueleto de dinosaurio bien conservadas, el hueso era «…casi indistinguible del hueso moderno, sin relleno mineral».
También se ha extraído ADN de insectos en ámbar, pero muchos científicos se muestran escépticos, mientras que muchos otros han aceptado los resultados.
Anteriormente, los científicos creían que la molécula de ADN «parecía demasiado frágil para ser preservada en el registro fósil».
También se ha afirmado que el ADN fue extraído de un dinosaurio.
El ADN es idéntico, entre todos los organismos.
Algunos científicos han aceptado este extraño resultado debido a su firme deseo de vincular a los dinosaurios con las aves.
Los investigadores supuestamente han descartado la contaminación.
Sin embargo, los investigadores originales también se muestran escépticos ante los resultados, especialmente porque el dinosaurio era un Triceratops y no un terópodo del que supuestamente evolucionaron las aves.
El descubridor afirma además que encontrar ADN de dinosaurio es «para la mayoría de la gente una idea verdaderamente herética».
Cabe preguntarse cómo estas bacterias y delicadas moléculas pudieron sobrevivir durante largos períodos de tiempo.
La supervivencia se remonta a 250 millones de años.
Por si fuera poco, un informe reciente afirma haber aislado y revivido bacterias resistentes a la sal de una inclusión salina de 250 millones de años, duplicando así el tiempo que las bacterias pueden sobrevivir atrapadas en rocas.
Una inclusión salina es una bolsa de salmuera atrapada durante la cristalización de la sal. La contaminación siempre es preocupante y los críticos suelen alegarla para desestimar dichos informes.
Sin embargo, los investigadores se esforzaron mucho para asegurarse de que sus muestras no estuvieran contaminadas y de que la sal no se recristalizara.
La datación de la formación es otro punto de ataque para los críticos, pero la formación proviene de la cuenca de Delaware, en el oeste de Texas, supuestamente bien datada por fósiles de invertebrados y datación radiométrica dentro del sistema unifomitario.
Es más probable que los organismos sean jóvenes.
Los investigadores admiten que desconocen cómo las bacterias pudieron sobrevivir ‘250 millones de años’.
Algunos científicos se niegan a creer que algún organismo pueda sobrevivir durante eones.
Otros se maravillan de la increíble supervivencia de organismos durante millones de años. Mientras tanto, los descubridores de «bacterias vivas de 250 millones de años» especulan que su metabolismo simple proporcionará cómo las bacterias podrían sobrevivir en el espacio o en otros cuerpos del sistema solar.
En un informe sobre este descubrimiento publicado en Science News, se reveló que un científico, en la década de 1960, probablemente descubrió bacterias vivas en depósitos de sal de más de 500 millones de años dentro del sistema naturalista.
El informe fue descartado como imposible en la década de 1960, pero ahora se está considerando seriamente.
Es verdaderamente asombroso que bacterias, ADN, glóbulos rojos, proteínas óseas, etc., pudieran sobrevivir a las vicisitudes de la tectónica, los eventos de calentamiento, la filtración de agua a través de las rocas, la destrucción masiva de dinosaurios por un efecto catástrofico mundial y otros procesos geológicos durante millones de años y permanecer «vivos».
Antes de esta avalancha de descubrimientos, los científicos consideraban que dicha supervivencia era imposible más allá de varios miles o decenas de miles de años.
La evidencia indica que estas bacterías tienen miles de años porque así lo indica el contexto acerca de la datación.