
Jesús aparentemente no sabía el día ni la hora
Dios lo sabe todo. Sin embargo, según la Biblia, Jesús aparentemente ni siquiera sabía el día ni la hora de su segunda venida (Marcos 13:32). En esta sección presentaremos evidencia exegética que demuestra que esto definitivamente no es así y que existen pruebas más contundentes que lo demuestran.
“Pero del día y la hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre.” (Marcos 13:32)
Según la Biblia, Jesús era Dios y Hombre a la vez. La única Persona divina de Cristo asumió una verdadera naturaleza humana sin dejar de ser Dios. En Cristo, la naturaleza divina y la naturaleza humana se unificaron perfectamente en una sola Persona. Por esta razón, Jesús tenía una conciencia divina y humana. En su conciencia humana, el conocimiento de Jesús era finito y limitado, lo que explica por qué desconocía el día ni la hora de su segunda venida. Esta evidente tensión entre las naturalezas divina y humana de Cristo fue un enigma y se denomina la Unión Hiperestática de Cristo.
Una respuesta natural y básica a este problema de que Jesús aparentemente desconocía el día ni la hora reside en la palabra «saber». En este versículo, la palabra «saber» no es el típico «ginosko» (como en Marcos 13:29; Lucas 19:44), sino «eido».
El Dr. Macknight y otros resuelven esta dificultad de la siguiente manera. Suponen que el verbo oiden tiene la fuerza de la conjugación hebrea hiphel, en la que los verbos se toman en sentido causativo, declarativo o permisivo; y que aquí significa «dar a conocer» o «promulgar», como debe entenderse en 1 Corintios 2:2. Esto implica que este secreto no debía ser dado a conocer ni por hombres ni por ángeles, ni siquiera por el propio Hijo del Hombre; sino que solo debía ser dado a conocer por el Padre, en la ejecución de los propósitos de su justicia.
La palabra ginosko suele usarse para referirse a saber por conocimiento general, mientras que la palabra eido se usa para saber porque se le ha autorizado a ser informado. Es decir, en Mateo 24:36 y Lucas 13:33, Cristo afirma que no está autorizado a ser más específico. Cabe reconocer que lo que Cristo predijo en Mateo 24 y capturó también en Marcos 13 se cumplió con precisión y detalle en el momento exacto en que Cristo lo anunció.
Parece que Cristo afirma que los acontecimientos escatológicos futuros están determinados por el Padre y que está autorizado a decir esto y nada más. Al comprender el texto a la luz de esta evidencia exegética, no se generan problemas hermenéuticos, ni se socava la cristología, ni surgen problemas pneumatológicos inesperados, y todo lo que entendemos sobre Dios, su Hijo, su misión y la omnisciencia divina se mantiene íntegramente. Por lo tanto, podemos concluir que Jesús SÍ conocía el día y la hora de su segunda venida.