El bastón de Aarón no se convirtió en una serpiente

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El bastón de Aarón no se convirtió en una serpiente

 

En el relato hebreo del Éxodo (4:1-3), cuando Moisés vio la transformación de su vara en la zarza ardiente, la palabra usada es nachash, que representa una serpiente. Sin embargo, al enfrentarse a los hechiceros egipcios (Éxodo 7:8-12), el profeta tuvo que arrojar la vara al suelo frente al faraón, y esta se convirtió instantáneamente en un tanino, que evoca a un cocodrilo, ¡que luego se tragó las demás varas!

Ezequiel 29:3-5 nos ayuda a entender lo que está implícito en el hecho de que la mayoría de los faraones de la XIII Dinastía eran considerados el dios cocodrilo del río Nilo.

 

El dios cocodrilo era conocido como Sebek y era un antiguo dios de los cocodrilos, mencionado inicialmente en los Textos de las Pirámides. Su culto perduró hasta la época romana; el pueblo egipcio lo veneraba para obtener su protección y fuerza, o lo vilipendiaba y mataba a los cocodrilos de la zona por el mal que podían causar. Para sus adoradores, era el dios creador del Nilo, un dios de la fertilidad y el renacimiento, y la fuerza simbólica del gobernante de Egipto.

Representado como un hombre con cabeza de cocodrilo o como un cocodrilo completo, Sebek era representado con un tocado emplumado y un disco solar con cuernos.

En sus manos se le mostraba portando un cetro y el anj, símbolo de la vida. Su animal sagrado, el cocodrilo, era venerado y vilipendiado a la vez por los hombres y mujeres de Egipto: en algunos lugares, un cocodrilo domesticado era venerado como el mismísimo dios Sebek, mientras que en otros, los reptiles eran sacrificados. 

Los egipcios parecían respetar y temer a la vez el poder del cocodrilo, y como resultado, Sebek era visto como una criatura ambivalente.

Cuando Dios designó a Moisés como agente para redimir a su pueblo, le dio una señal milagrosa.

 

Moisés respondió y dijo: «Pero no me creerán ni escucharán mi voz, porque dirán: “Dios no se te apareció”». Y Dios le preguntó: «¿Qué tienes en la mano?». Y él respondió: «Una vara». Dios le dijo: «Tírala al suelo». Y la arrojó al suelo, y se convirtió en una serpiente [nachash], y Moisés huyó de ella. – Éxodo 4:1-3

Sin embargo, curiosamente, cuando Aarón arrojó su bastón delante del Faraón, se describe que tuvo lugar un acontecimiento diferente.

 

“Cuando Faraón te hable, diciendo: Haz un milagro; entonces dirás a Aarón: Toma tu vara y échala delante de Faraón, para que se convierta en serpiente [tanino]”. – Éxodo 7:9

Aunque algunos explican que aquí «tanino» se refiere a una serpiente,  este término  suele referirse a cualquier reptil escamoso de gran tamaño, monstruo marino o fluvial, y más especialmente al cocodrilo, símbolo de Egipto. Esto se relaciona con una profecía del libro de Ezequiel.

 

Así dice el Señor Dios: «He aquí, estoy contra ti, Faraón, rey de Egipto, el gran tanino que se esconde en el río, que ha dicho: «Mi río es mío, y lo he creado para mí mismo». Pero pondré anzuelos en tus quijadas, y haré que los peces de tus ríos se peguen a tus escamas; te sacaré de en medio de tus ríos, y todos los peces de tus ríos se pegarán a tus escamas.» – Ezequiel 29:3-5

El gran animal escamoso que reina en el Nilo es, sin duda, el cocodrilo. Es el animal más grande y aterrador de Egipto, y el depredador más feroz. Los egipcios veneraban al cocodrilo y embalsamaban cientos de ellos, tras lo cual los envolvían en tiras de tela, al igual que la gente de la época. El faraón, rey de la nación que veneraba a los cocodrilos además del Nilo, está bien representado por el cocodrilo.

Entonces, cuando la vara de Aarón fue arrojada frente al faraón, se transformó en un cocodrilo. Entonces, ¿por qué la vara se convirtió en serpiente al ser arrojada por la zarza ardiente, y en cocodrilo al ser arrojada frente al faraón?

 

Una explicación es que el bastón aparecía en diversas formas según el contexto. En el encuentro de Moisés con Dios, vio una serpiente, una criatura que representa un terrible poder maligno. El mensaje era que Dios es todopoderoso y puede transformar un bastón de apoyo en una fuerza maligna a voluntad y viceversa. De esta manera, simboliza que ni siquiera ese mal tiene poder sobre Dios. Sin embargo, cuando el bastón se transformó ante el faraón y su corte, se transformó en un cocodrilo, la representación simbólica del faraón que afirmaba ser el dios del Nilo, y sin embargo fue burlado y derrotado por el bastón de Aarón.